Ante los retos que nos ha dejado el COVID-19, ¿qué nos queda por hacer?
Creo que todos coincidimos con que el año pasado fue todo, excepto normal. Había mucha incertidumbre por varios aspectos, pero entre lo que más escuchaba sonar en todas partes, era el referente a la economía del país y el cómo se vería afectada por la pandemia.
En aquel momento recuerdo que lo interpreté como escasez laboral, una alta inflación en todo y una posible falta de recursos. He de decir que no estaba equivocada y mucho de eso ya se está padeciendo desde el 2020, pero en la mente de esta escritora (ingenuamente, quizá) la escasez de recursos se enfocaba en alimentos y artículos de necesidad básica, así que me llevé una enorme sorpresa cuando, a finales del año pasado, dicha falta se vio también reflejada en un área donde no lo vi venir, la industria de las materias primas.
Como quizá sepas, las materias primas son los elementos a partir los cuales se elaboran productos de consumo, forman parte de la cadena de valor agregado y son por tanto un factor fundamental para el desarrollo de la economía.
En lo referente a la industria mueblera estamos hablando de madera, tela, piel, herrería y derivados del petróleo, entre otras cosas. Como puedes suponer, la falta de todos ellos supone un golpe mortal a la cadena de producción, y es que no es solo escasez de la materia, es la falta de las manos necesarias para trabajarla y cubrir así los estándares de producción habituales, problemática que actualmente se extiende a todas las fábricas a nivel mundial.
El COVID-19 cobró vidas de manera indiscriminada. Muchas de esas vidas pertenecían a hombres y mujeres trabajadores que desempeñaban una labor primordial, aunque quizá poco reconocida, en el proceso de todo lo que implica llevar algo tan común como una mesa hasta nuestros hogares. Es así que la falta de recursos tristemente se extiende también a la pérdida de recursos humanos, afectando a cada industria a nivel mundial, desde artículos de necesidad básica hasta la manufactura de aparatos electrodomésticos y utensilios para el hogar. En algunos casos, la falta de mano de obra, que ha implicado a su vez una menor producción y menores ganancias, ha llevado al cierre temporal o definitivo de las fábricas.
Difícilmente pudo preverse o quizá se previo a cierta escala, pero nunca antes nos vimos envueltos en una situación similar, la realidad rebasó todo pronóstico contemplado con creces, y así como es incierto el final de la pandemia, lo es el regreso a la normalidad habitual tanto social como laboral.
¿Qué podemos hacer al respecto? Confiar, mantener la fe en que, así como llegó, en algún punto se irá. El año anterior nos quitó muchas cosas, pero nos ha dejado otras bastante positivas, es cuestión de verlas y enfocarnos en ellas. Hemos aprendido a mirar al interior, a valorar lo que tenemos y apreciar cada segundo que pasamos con nuestros seres amados. Hoy no es tiempo de lamentar lo perdido, sino de avanzar y construir con lo que tenemos en aras de crear cosas mejores.
Cuida de ti, cuida de los tuyos. Sonríe e inventa. Las cosas quizá no volverán a ser como lo eran antes, pero, con algo de esfuerzo, podrían ser mejores.